lunes, 21 de marzo de 2011
No deseo morir...
quiero mantenerme en el éter,
flotando entre velos somnolientos
en los que viven tus maneras,
tu rostro,
tu ser entero
y todo aquello que conforma
lo que eres tú, amor,
lo que significas para el mundo
y lo que permanece de ti
en el que te conoce,
que es todo.
Y así te ama, pues amor,
conocerte, amarte...
ambas cosas son una,
si se trata de ti, ángel mío.
Flotar y divisarte desde lo alto
para ver qué te rodea,
para proteger tus dominios
y poseerte a tu voluntad,
estar seguro de que la vida
no es más que un camino extraño
que conduce a tu cabello vaporoso,
a tu cintura, a tus ojos,
que no miran,
sino aman con cada mirada...
a cada gesto de cariño
que hace sucumbir de plena vida
a quien te deséa
ante, sobre y pese a todo.
quiero mantenerme en el éter,
flotando entre velos somnolientos
en los que viven tus maneras,
tu rostro,
tu ser entero
y todo aquello que conforma
lo que eres tú, amor,
lo que significas para el mundo
y lo que permanece de ti
en el que te conoce,
que es todo.
Y así te ama, pues amor,
conocerte, amarte...
ambas cosas son una,
si se trata de ti, ángel mío.
Flotar y divisarte desde lo alto
para ver qué te rodea,
para proteger tus dominios
y poseerte a tu voluntad,
estar seguro de que la vida
no es más que un camino extraño
que conduce a tu cabello vaporoso,
a tu cintura, a tus ojos,
que no miran,
sino aman con cada mirada...
a cada gesto de cariño
que hace sucumbir de plena vida
a quien te deséa
ante, sobre y pese a todo.
UFO - Doctor Doctor
Doctor doctor, please
Don't you know I'm going fast
Doctor doctor, please
Don't you know I just can't last
She walked up to me and really stole my heart
And then she started to tear my body apart
Livin' lovin' I'm on the run
So far away from you
Livin' lovin' I'm on the run
So far away from you
Doctor doctor, please
Don't you know I just can't last
Doctor doctor, please
Don't you know I'm going fast
It's only just a moment
She's turning paranoid
It's another situation for a nervous boy
Doctor doctor, please
Don't you know I'm going fast
Doctor doctor, please
Don't you know I just can't last
But you look so angry as I crawled across your floor
She's got the strength, I JUST can't take any more
Livin' lovin' I'm on the run
So far away from you
Livin' lovin' I'm on the run
So far away from you
"Amor oscuro" - Manuel Altolaguirre
Si para ti fui sombra
cuando cubrí tu cuerpo,
si cuando te besaba
mis ojos eran ciegos,
sigamos siendo noche,
como la noche inmensos,
con nuestro amor oscuro,
sin límites, eterno...
Porque a la luz del día
nuestro amor es pequeño.
"Él nunca lo haría" - Pérez-Reverte.
Un perro ovejero pequeño, feo y valiente, nos tuvo detenidos una vez a varios automóviles durante un rato, porque una oveja de su rebaño estaba rezagada, mordisqueando hierba en la cuneta. Y el chucho seguía quieto en medio de la carretera como un impasible don Tancredo, con un ojo en los automóviles y otro en la mala pécora, sin moverse hasta que la tipa cruzó por fin. Entonces le tiró una rutinaria dentellada a los cuartos traseros y se fue detrás, con un trotecillo chilito y la satisfacción del deber cumplido. Fueron dos o tres minutos en que no se oyó ni un solo bocinazo. Impresionados a pesar nuestro, arrancados por un momento a la prisa y la impaciencia, ninguno de los diez o doce conductores detenidos pudo evitar rendir ese pequeño homenaje al valor concienzudo del animal. Aquel chucho era un profesional.
Hay muchas historias propias y ajenas con perros como protagonistas. En un hospital de Lugo, por ejemplo, uno cuyo dueño murió hace siete meses sigue viviendo en la puerta, después de recorrer varios kilómetros persiguiendo la ambulancia en la que su amo agonizaba. Llegó exhausto, con las patas heridas por la carrera, y allí continúa, esperando verlo salir. Las enfermeras y los vigilantes del hospital, que ahora le dan comida y lo cuidan, ignoran su nombre y lo llaman Calcetines. Ésa es una historia con final feliz, pero otras no lo son tanto. En Borovo Naselje, en la antigua Yugoslavia, una mujer fue violada por los chetniks serbios ante la pasividad de sus vecinos me contaba que el único defensor que tuvo al escuchar sus gritos fue su perro, un pastor alemán que estuvo peleando en la puerta de su casa y en el vestíbulo y en la escalera hasta que los agresores lo mataron de un tiro.
El mío es un labrador negro, macho, y se llama Sombra. Durante mucho tiempo, cuando el arriba firmante volvía de noche más flaco y sin afeitar, con una mochila al hombro, de uno de esos territorios comanches donde se ganaba el pan, Sombra salía al jardín enloquecido de entusiasmo, moviendo el rabo y gimiendo complacido, a frotarse contra mis piernas y a tumbarse en el suelo, patas arriba, para que lo acariciase. Nunca tuvo un ladrido a destiempo, un gruñido ni un mal gesto. Se queda ahí, quieto y silencioso, mirándome con sus ojos oscuros y fieles, pendiente de una voz o una caricia. Incluso cuando alguna perra en celo o su instinto de libertad lo llaman lejos y se escapa, y vuelve al cabo de varias horas sucio, sediento y fatigado, con el rabo entre las piernas porque sabe que le espera una buena bronca o una zurra por golfo y putero, lo hace humildemente, dispuesto a llevarse lo suyo, mirándome con esos ojos leales que te desarmen. Ya es viejo –tiene doce años- y morirá pronto, supongo. Es un buen perro y lo echaré de menos. Y estoy seguro de que a mí, que no tengo precisamente una lágrima fácil, ese chucho puñetero me hará llorar.
En fin. Humedades sensibles aparte, todo esto viene a cuento porque hoy es el primer domingo de las primeras vacaciones de verano. Y porque a estas horas, estoy seguro, por las carreteras de este país vagan cientos de perros desconcertados, exhaustos, siguiendo la línea de asfalto por la que se fueron los dueños que los abandonaron. Pues el perro supone un incordio para las vacaciones. Una cosa es el cachorro gracioso para los niños, que se mete en cualquier parte, y otra el grandullón al que hay que vacunar, alimentar, albergar, y que te fastidia, con su presencia incómoda, el vieja en automóvil a la costa, o al pueblo. Así que al abuelo se le mete en un asilo –ya escribí de eso hace un par de años-, y al perro se le lleva a un paraje lejano, se abre la puerta y se le dice, sal, Tobi, juega un poco. Después, el propietario acelera y se larga, sin mirar siquiera por el retrovisor. Libre del jodío chucho.
¿Se acuerdan de aquel anuncio estremecedor, un perro abandonado en mitad de una carretera, bajo la lluvia, sus ojos cansados y tristes, bajo el rótulo: Él nunca lo haría…? Es cierto. Él nunca lo haría, pero buena parte de nosotros sí. Igual usted mismo, respetable lector, que hojea El Semanal en este momento, acaba de hacerlo. ¿Y sabe lo que le digo? Pues que, de ser así, ojalá se le indigeste esa paella por la que van a clavarle veinte mil pesetas en el chiringuito, o se le pinche el flotador del pato y se ahogue, cacho cabrón. Porque ya quisiéramos los humanos tener un ápice de la lealtad y el coraje de esos chuchos de limpio corazón. No recuerdo quién dijo aquello de que cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro; pero es cierto. Al suyo, al mío. A cualquier perro.
El Semanal, 2 de julio de 1995
Hay muchas historias propias y ajenas con perros como protagonistas. En un hospital de Lugo, por ejemplo, uno cuyo dueño murió hace siete meses sigue viviendo en la puerta, después de recorrer varios kilómetros persiguiendo la ambulancia en la que su amo agonizaba. Llegó exhausto, con las patas heridas por la carrera, y allí continúa, esperando verlo salir. Las enfermeras y los vigilantes del hospital, que ahora le dan comida y lo cuidan, ignoran su nombre y lo llaman Calcetines. Ésa es una historia con final feliz, pero otras no lo son tanto. En Borovo Naselje, en la antigua Yugoslavia, una mujer fue violada por los chetniks serbios ante la pasividad de sus vecinos me contaba que el único defensor que tuvo al escuchar sus gritos fue su perro, un pastor alemán que estuvo peleando en la puerta de su casa y en el vestíbulo y en la escalera hasta que los agresores lo mataron de un tiro.
El mío es un labrador negro, macho, y se llama Sombra. Durante mucho tiempo, cuando el arriba firmante volvía de noche más flaco y sin afeitar, con una mochila al hombro, de uno de esos territorios comanches donde se ganaba el pan, Sombra salía al jardín enloquecido de entusiasmo, moviendo el rabo y gimiendo complacido, a frotarse contra mis piernas y a tumbarse en el suelo, patas arriba, para que lo acariciase. Nunca tuvo un ladrido a destiempo, un gruñido ni un mal gesto. Se queda ahí, quieto y silencioso, mirándome con sus ojos oscuros y fieles, pendiente de una voz o una caricia. Incluso cuando alguna perra en celo o su instinto de libertad lo llaman lejos y se escapa, y vuelve al cabo de varias horas sucio, sediento y fatigado, con el rabo entre las piernas porque sabe que le espera una buena bronca o una zurra por golfo y putero, lo hace humildemente, dispuesto a llevarse lo suyo, mirándome con esos ojos leales que te desarmen. Ya es viejo –tiene doce años- y morirá pronto, supongo. Es un buen perro y lo echaré de menos. Y estoy seguro de que a mí, que no tengo precisamente una lágrima fácil, ese chucho puñetero me hará llorar.
En fin. Humedades sensibles aparte, todo esto viene a cuento porque hoy es el primer domingo de las primeras vacaciones de verano. Y porque a estas horas, estoy seguro, por las carreteras de este país vagan cientos de perros desconcertados, exhaustos, siguiendo la línea de asfalto por la que se fueron los dueños que los abandonaron. Pues el perro supone un incordio para las vacaciones. Una cosa es el cachorro gracioso para los niños, que se mete en cualquier parte, y otra el grandullón al que hay que vacunar, alimentar, albergar, y que te fastidia, con su presencia incómoda, el vieja en automóvil a la costa, o al pueblo. Así que al abuelo se le mete en un asilo –ya escribí de eso hace un par de años-, y al perro se le lleva a un paraje lejano, se abre la puerta y se le dice, sal, Tobi, juega un poco. Después, el propietario acelera y se larga, sin mirar siquiera por el retrovisor. Libre del jodío chucho.
¿Se acuerdan de aquel anuncio estremecedor, un perro abandonado en mitad de una carretera, bajo la lluvia, sus ojos cansados y tristes, bajo el rótulo: Él nunca lo haría…? Es cierto. Él nunca lo haría, pero buena parte de nosotros sí. Igual usted mismo, respetable lector, que hojea El Semanal en este momento, acaba de hacerlo. ¿Y sabe lo que le digo? Pues que, de ser así, ojalá se le indigeste esa paella por la que van a clavarle veinte mil pesetas en el chiringuito, o se le pinche el flotador del pato y se ahogue, cacho cabrón. Porque ya quisiéramos los humanos tener un ápice de la lealtad y el coraje de esos chuchos de limpio corazón. No recuerdo quién dijo aquello de que cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro; pero es cierto. Al suyo, al mío. A cualquier perro.
El Semanal, 2 de julio de 1995
lunes, 14 de febrero de 2011
Probablemente no es la mejor canción para poner este día...probablemente por eso mismo la pongo...
Para reirse un rato. Este es el año del cambio, y voy a empezar riéndome el 14 de Febrero...creedme, si, es un paso :P
Nota:L a parte que dice "I think you're special but you fall within a bell curve" creo que está mal traducida...creo...no se refiere a que se está pareciendo a una campana, lo que se lee, sino que está dentro de una "curva de campana" ("campana de Gauss"), es un chiste de estadística (si es que eso puede existir jajajaja)como queriendo decir que está dentro del promedio y por tanto no es tan especial...
Nota II: Comentarios anónimos FUCK OFF.
Para reirse un rato. Este es el año del cambio, y voy a empezar riéndome el 14 de Febrero...creedme, si, es un paso :P
Nota:L a parte que dice "I think you're special but you fall within a bell curve" creo que está mal traducida...creo...no se refiere a que se está pareciendo a una campana, lo que se lee, sino que está dentro de una "curva de campana" ("campana de Gauss"), es un chiste de estadística (si es que eso puede existir jajajaja)como queriendo decir que está dentro del promedio y por tanto no es tan especial...
Nota II: Comentarios anónimos FUCK OFF.
jueves, 10 de febrero de 2011
"Amo a una mujer de larga cabellera..." de Carlos E. De Ory.
Amo a una mujer de larga cabellera
como en un lago me hundo en su rostro suave
en su vientre mi frente boga con lentitud
palpo muerdo acaricio volúmenes sedosos
Registro cavidades me esponjo de su zumo
mujer pantano mío araña tenebrosa
laberinto infinito tambor palacio extraño
eres mi hermana única de olvido y abandono
tus pechos y tus nalgas de dobles montes gemelos
me brindan la blancura de paloma gigante
el amor que nos damos es de noche en la noche
en rotundas crudezas la cama nos reúne
se levantan columnas de olor y de respiros
Trituro masco sorbo me despeño
el deseo florece entre tumbas abiertas
tumbas de besos bocas o moluscos
estoy volando enfermo de venenos
reinando en tus membranas errante y enviciado
nada termina nada empieza todo es triunfo
de la ternura custodiada de silencio
El pensamiento ha huido de nosotros
Se juntan nuestras manos como piedras felices
Está la mente quieta como inmóvil palmípedo
las horas se derriten los minutos se agotan
no existe nada más que agonía y placer
Placer tu cara no habla sino que va a caballo
sobre un mundo de nubes en la cueva del ser
Somos mudos no estamos en la vida ridícula
Hemos llegado a ser terribles y divinos
Fabricantes secretos de miel en abundancia
Se oyen los gemidos de la carne incansable
En un instante oí la mitad de mi nombre
saliendo repentino e tus dientes unidos
En la luz puede ver la expresión de tu faz
que parecías otra mujer en aquel éxtasis
La oscuridad me pone furioso no te veo
No encuentro tu cabeza y no sé lo que toco
Cuatro manos se van con sus dueño dormidos
y lejos de ellas vagan también los cuatro pies
Ya no hay dueños no hay más que suspenso y vacío
El barco del placer encalla en alta mar
¿Dónde estás? ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Quién eres?
Para siempre abandono este interrogatorio
Ebrio hechizado loco a las puertas del morbo
grandiosa la pasión espero el turno fálico
De nuevo en una habitación estamos juntos
Desnudos estupendos cómplices de la Muerte.
BSO (que imagino):
como en un lago me hundo en su rostro suave
en su vientre mi frente boga con lentitud
palpo muerdo acaricio volúmenes sedosos
Registro cavidades me esponjo de su zumo
mujer pantano mío araña tenebrosa
laberinto infinito tambor palacio extraño
eres mi hermana única de olvido y abandono
tus pechos y tus nalgas de dobles montes gemelos
me brindan la blancura de paloma gigante
el amor que nos damos es de noche en la noche
en rotundas crudezas la cama nos reúne
se levantan columnas de olor y de respiros
Trituro masco sorbo me despeño
el deseo florece entre tumbas abiertas
tumbas de besos bocas o moluscos
estoy volando enfermo de venenos
reinando en tus membranas errante y enviciado
nada termina nada empieza todo es triunfo
de la ternura custodiada de silencio
El pensamiento ha huido de nosotros
Se juntan nuestras manos como piedras felices
Está la mente quieta como inmóvil palmípedo
las horas se derriten los minutos se agotan
no existe nada más que agonía y placer
Placer tu cara no habla sino que va a caballo
sobre un mundo de nubes en la cueva del ser
Somos mudos no estamos en la vida ridícula
Hemos llegado a ser terribles y divinos
Fabricantes secretos de miel en abundancia
Se oyen los gemidos de la carne incansable
En un instante oí la mitad de mi nombre
saliendo repentino e tus dientes unidos
En la luz puede ver la expresión de tu faz
que parecías otra mujer en aquel éxtasis
La oscuridad me pone furioso no te veo
No encuentro tu cabeza y no sé lo que toco
Cuatro manos se van con sus dueño dormidos
y lejos de ellas vagan también los cuatro pies
Ya no hay dueños no hay más que suspenso y vacío
El barco del placer encalla en alta mar
¿Dónde estás? ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Quién eres?
Para siempre abandono este interrogatorio
Ebrio hechizado loco a las puertas del morbo
grandiosa la pasión espero el turno fálico
De nuevo en una habitación estamos juntos
Desnudos estupendos cómplices de la Muerte.
BSO (que imagino):
domingo, 30 de enero de 2011
lunes, 10 de enero de 2011
Drive through hell
Charles Bukowski
the people are weary, unhappy, frustrated, the people are
bitter and vengeful, the people are deluded and fearful, the
people are angry and uninventive
and I drive among them on the freeway and they project
what is left of themselves in their manner of driving-
some more hateful, more thwarted than others-
some don't like to be passed, some attempt to keep others
from passing
-some attempt to block lane changes
-some hate cars of a newer, more expensive model
-others in these cars hate the older cars.
the freeway is a circus of cheap and pretty emotions, it's
humanity on the move, most of them coming from someplace
they
hated and going to another they hate just as much or
more.
the freeways are a lesson in what we have become and
most of the crashes and deaths are the collision
of incomplete beings, of pitiful and demented
lives.
when I drive the freeways I see the soul of humanity of
my city and it's ugly, ugly, ugly: the living have choked the
heart
away.
la gente está exhausta, infeliz y frustrada, la gente es
amarga y vengativa, la gente está engañada y temerosa,
la gente es iracunda y mediocre
y yo conduzco entre ellos en la autopista y ellos
proyectan lo que les han dejado de sí mismos
en su manera de conducir.
algunos más odiosos, algunos más disimulados
que otros.
a algunos no les gusta que los pasen, e intentan
evitar que otros los hagan.
algunos intentan bloquear los cambios de carril.
algunos odian los coches más nuevos, más caros.
otros en esos coches odian los automóviles más viejos.
la autopista es un circo de emociones
pequeñas y baratas, es
la humanidad en movimiento, la mayoría
viniendo de un lugar que
odia
y yendo a otro lugar que odia todavía
más.
las autopistas nos enseñan en qué
nos hemos convertido y
muchos de los choques y muertes son la colisión
entre seres incompletos, entre vidas penosas
y dementes.
cuando conduzco por las autopistas veo el alma de
mi ciudad y es fea, fea, fea: los vivos han
estrangulado
su corazón.
Charles Bukowski
the people are weary, unhappy, frustrated, the people are
bitter and vengeful, the people are deluded and fearful, the
people are angry and uninventive
and I drive among them on the freeway and they project
what is left of themselves in their manner of driving-
some more hateful, more thwarted than others-
some don't like to be passed, some attempt to keep others
from passing
-some attempt to block lane changes
-some hate cars of a newer, more expensive model
-others in these cars hate the older cars.
the freeway is a circus of cheap and pretty emotions, it's
humanity on the move, most of them coming from someplace
they
hated and going to another they hate just as much or
more.
the freeways are a lesson in what we have become and
most of the crashes and deaths are the collision
of incomplete beings, of pitiful and demented
lives.
when I drive the freeways I see the soul of humanity of
my city and it's ugly, ugly, ugly: the living have choked the
heart
away.
la gente está exhausta, infeliz y frustrada, la gente es
amarga y vengativa, la gente está engañada y temerosa,
la gente es iracunda y mediocre
y yo conduzco entre ellos en la autopista y ellos
proyectan lo que les han dejado de sí mismos
en su manera de conducir.
algunos más odiosos, algunos más disimulados
que otros.
a algunos no les gusta que los pasen, e intentan
evitar que otros los hagan.
algunos intentan bloquear los cambios de carril.
algunos odian los coches más nuevos, más caros.
otros en esos coches odian los automóviles más viejos.
la autopista es un circo de emociones
pequeñas y baratas, es
la humanidad en movimiento, la mayoría
viniendo de un lugar que
odia
y yendo a otro lugar que odia todavía
más.
las autopistas nos enseñan en qué
nos hemos convertido y
muchos de los choques y muertes son la colisión
entre seres incompletos, entre vidas penosas
y dementes.
cuando conduzco por las autopistas veo el alma de
mi ciudad y es fea, fea, fea: los vivos han
estrangulado
su corazón.
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