miércoles, 10 de diciembre de 2008

El hijo muerto


Estás postrada, mujer,
a los pies de tu hijo muerto...
Y no sabes por qué.
Te encuentras sola, mujer,
a los pies del amado,
creció en tu vientre,
lo regalaste al mundo
para morir,
como hoy, a tus pies
Fue especial sólo para ti,
y un puñado de personas
de buen corazón. Era tu hijo,
ahora lo es, mas muerto
no te sirve para sonreir...
Tus rodillas magulladas
no soportan el peso
de la tristeza,
que te envenena el alma.
Tus ojos, idos, fuera del mundo
no miran, no viven, se pierden solos
en el cosmos...
el cosmos solo, sin él...
Sólo tú, las amapolas,
y una calavera.
Muere tú ahora, mujer...
vive y muere.

4 comentarios:

Jose dijo...

por lo cerca que me toca te puedo decir que lo has expresado muy muy bien

Victoria dijo...

Dicen que el dolor más grande que alguién pude sentir es la pérdida de un hijo... Qué poema tan triste, pero que bien sabes transmitir.
Besos

Eli dijo...

Que tristeza más infinita, Alb.

Nadie debería conocer el dolor de perder a un hijo.

Recuerdo una frase de "A dos metros bajo tierra" que se me quedó marcada:
Nuestra lengua no tiene una palabra para designar al padre que pierde a un hijo. Quizá porque era un concepto demasiado horrible de imaginar.

Marisa Peña dijo...

Llevo varios días viniendo a este poema y me siento tan triste, me sobra corazón, la verdad... un beso