martes, 7 de octubre de 2008
Carta de Marie Bashkirtseff a Guy De Maupassant
Leí sus trabajos, debo decir que casi deleitándome. En honor a la verdad, que usted redacta con religiosa fidelidad, encuentra una inspiración que es verdaderamente sublime, en tanto que usted moviliza a sus lectores tocándolos con sentimientos profundamante humanos, que nosotros imaginamos ver por nosotros mismos descriptos en sus páginas, y lo amamos con egotista amor. ¿Es este un cumplido sin sentido? Sea indulgente, es sincero en su sustancia.
Usted puede entender que yo quiero decirle muchas cosas entusiastas y sorprendentes, pero es bastante difícil, de repente, por esta vía. Yo lamento esto mucho más por cuanto usted es suficientemente grande para inspirar a uno con románticos sueños como transformarse en la confidente de su hermosa alma, siempre suponiendo que su alma sea hermosa.
Si su alma no es hermosa, y si estas cosas no son a su manera, podría lamentarlo por su bien, en primer lugar; y en segundo podría catalogarlo en mi mente como alguien que hace literatura, y desecharlo de los pensamientos que me importan.
Durante el año pasado tuve el deseo de escribirle y fueron muchas las veces en que estuve a punto de hacerlo, pero algunas veces pensé que exageraba sus méritos y que eso no valía la pena. Hace dos días, no obstante, vi súbitamente, en el Gaulois, que alguien lo había honrado con una carta halagadora y que usted había pedido la dirección de tan amable persona para contestarle. Yo inmediatamente me puse celosa, sus méritos literarios me ofuscaron nuevamente, y aquí está mi carta.
Y ahora déjeme decirle que mantendré siempre mi incógnito para usted. Yo no deseo verlo desde la distancia, su tolerancia podría no serme placentera, ¿quién puede decirlo? Todo lo que sé ahora de usted es que es joven y no está casado, dos puntos esenciales, aún para adorarlo a la distancia.
Pero debo contarle que soy encantadora; esta dulce reflexión lo estimulará para responder mi carta. Me parece que si yo fuera un hombre no desearía mantener comunicación, ni siquiera epistolar, con un adefesio viejo de inglesa, fuera lo que fuera lo que piense.
Usted puede entender que yo quiero decirle muchas cosas entusiastas y sorprendentes, pero es bastante difícil, de repente, por esta vía. Yo lamento esto mucho más por cuanto usted es suficientemente grande para inspirar a uno con románticos sueños como transformarse en la confidente de su hermosa alma, siempre suponiendo que su alma sea hermosa.
Si su alma no es hermosa, y si estas cosas no son a su manera, podría lamentarlo por su bien, en primer lugar; y en segundo podría catalogarlo en mi mente como alguien que hace literatura, y desecharlo de los pensamientos que me importan.
Durante el año pasado tuve el deseo de escribirle y fueron muchas las veces en que estuve a punto de hacerlo, pero algunas veces pensé que exageraba sus méritos y que eso no valía la pena. Hace dos días, no obstante, vi súbitamente, en el Gaulois, que alguien lo había honrado con una carta halagadora y que usted había pedido la dirección de tan amable persona para contestarle. Yo inmediatamente me puse celosa, sus méritos literarios me ofuscaron nuevamente, y aquí está mi carta.
Y ahora déjeme decirle que mantendré siempre mi incógnito para usted. Yo no deseo verlo desde la distancia, su tolerancia podría no serme placentera, ¿quién puede decirlo? Todo lo que sé ahora de usted es que es joven y no está casado, dos puntos esenciales, aún para adorarlo a la distancia.
Pero debo contarle que soy encantadora; esta dulce reflexión lo estimulará para responder mi carta. Me parece que si yo fuera un hombre no desearía mantener comunicación, ni siquiera epistolar, con un adefesio viejo de inglesa, fuera lo que fuera lo que piense.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Dios, cómo me recuerda a mí! Un besito Alb.. Pasa un buen finde.
Publicar un comentario