sábado, 21 de febrero de 2009

Triste.
Y nadie puede enmendar el daño;
herido y casi muerto
se muestra el heroe cansado,
su piel refleja la grasa
y el sudor vaporoso de los suburbios del alma.
La conciencia no fue sincera
cuando quiso, entre sollozos
buscar un final hermoso
para el que nada hizo
por el plateado ojo del huracán,
sólo por el destino libre de esencias
y pecado.

¡Vuela! no dejes atrás
la vida, muere
y renace en un segundo.
El diablo lo agradecerá.
Vive para morir
sin nada que decir.
Cuenta atrás y persí gueme.
Huiré a un lugar tan lejano,
que nadie escuchará mis pensamientos,
solo y extraño ante mi mismo,
removeré la tierra
y enterraré mi alma.



Banda sonora del poema:

3 comentarios:

Marisa Peña dijo...

"Removeré la tierra y enterraré mi alma..." Este verso me ha dejado sin aliento...
Un beso Alb

Anónimo dijo...

Me encantas.
Mil besos.

M.

Alberich dijo...

Quién eres, M.???