martes, 19 de mayo de 2009

1920-2009




Ayer quise despedir a Don Mario desde este, mi rincón, pero no pude...
Me quedé llorándole en la intimidad, solos mi recuerdo y su poemario, gastado, con las hojas casi otoñales por el trasiego de años. Sentí que así componía el mejor Requiem que era capaz...de esta manera humilde y honda. Y aunque nunca conocí a Don Mario (ojalá!), creo que a él le hubiera gustado que todos aquellos, las legiones de los que leemos (nunca diré leíamos) su obra le rindieran tributo de esta forma sencilla, sin artificios.
Porque toca directamente mi corazón. Y eso pasa con pocos artistas. A veces duele, otras te hace cosquillas...pero siempre renace de nuevo con cada nueva ojeada a sus letras , a sus poemas,a sus cuentos. Porque esa mirada limpia, esos ojos buenos son la materia de la que escribía...su vida, el amor, el exilio, la tristeza y la alegría. La vida...
Una lágrima desdibujó ayer el primer párrafo de corazón coraza en mi antigua edición de sus poemas seleccionados. Ahora es tiempo de guardarlo y comprar otro ejemplar sobre el que llorar tranquilo.

Gracias Mario!!

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