viernes, 3 de abril de 2009
"A ciegas", versión Alberto Iglesias y Miguel Póveda.
La BSO de "Los abrazos rotos" es, sin duda, una de las más bellas creaciones en lo que a música de cine se refiere de lo que llevamos de año.
Alberto iglesias, portentoso compositor, creador de atmósferas y hermosas melodías, mantiene un discurso musical en esta película que me ha sorprendido gratamente porque supone una perfecta contraposición del guión escrito. Sus melodías acrecentan el sentimiento misterioro, casi opresivo, del que hace gala la película, en lugar del recurso, sin duda más manido (aunque imprescindible per sé en el cine), de aplicar melodías descriptivas a cada situación o personaje. Recurso que sólo expertos maestros de la música de cine son capaces de usar, y que llevan a una banda sonora de cine un paso más allá del simple acompañamiento: la BSO es una parte imprescindible de la película.
Como maravilloso colofón, Iglesias orquesta a su estilo una bellísima copla de Quintero, León y Quiroga del año 1953 que interpretó y dió a conocer en su día con gran éxito Doña Concha Piquer, para la voz de Miguel Póveda.
Piel, erízate.
No tienes que darme cuentas
A ciegas yo te he creído,
Yo voy por el mundo a tientas
Desde que te he conocido.
Llevo una venda en los ojos
Como pintan a la fe
No hay dolor como esta gloria
De estar queriendo sin ver.
Yo muchas noches sentía
Cercano ya el día
Tus pasos en la casa.
Gracias a Dios que has llegado
Que no te ha pasado
Ninguna cosa mala.
En tus manos un aroma
Que transminaba como el clavel,
Pero yo lo echaba a broma
Porque era esclavo de tu querer.
No tienes que darme cuentas
Que no te las he pedío
Quien va por el mundo a tientas
Lleva los rumbos perdidos.
Yo me clavaré en los ojos
Alfileres de cristal
Pa no verme cara a cara
Contigo y con tu verdad.
Yo muchas noches....
No tienes que darme cuentas.
Alberto iglesias, portentoso compositor, creador de atmósferas y hermosas melodías, mantiene un discurso musical en esta película que me ha sorprendido gratamente porque supone una perfecta contraposición del guión escrito. Sus melodías acrecentan el sentimiento misterioro, casi opresivo, del que hace gala la película, en lugar del recurso, sin duda más manido (aunque imprescindible per sé en el cine), de aplicar melodías descriptivas a cada situación o personaje. Recurso que sólo expertos maestros de la música de cine son capaces de usar, y que llevan a una banda sonora de cine un paso más allá del simple acompañamiento: la BSO es una parte imprescindible de la película.
Como maravilloso colofón, Iglesias orquesta a su estilo una bellísima copla de Quintero, León y Quiroga del año 1953 que interpretó y dió a conocer en su día con gran éxito Doña Concha Piquer, para la voz de Miguel Póveda.
Piel, erízate.
No tienes que darme cuentas
A ciegas yo te he creído,
Yo voy por el mundo a tientas
Desde que te he conocido.
Llevo una venda en los ojos
Como pintan a la fe
No hay dolor como esta gloria
De estar queriendo sin ver.
Yo muchas noches sentía
Cercano ya el día
Tus pasos en la casa.
Gracias a Dios que has llegado
Que no te ha pasado
Ninguna cosa mala.
En tus manos un aroma
Que transminaba como el clavel,
Pero yo lo echaba a broma
Porque era esclavo de tu querer.
No tienes que darme cuentas
Que no te las he pedío
Quien va por el mundo a tientas
Lleva los rumbos perdidos.
Yo me clavaré en los ojos
Alfileres de cristal
Pa no verme cara a cara
Contigo y con tu verdad.
Yo muchas noches....
No tienes que darme cuentas.
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