martes, 10 de marzo de 2009

Las manos cortadas




Siempre hablé en pasado,
y no fueron los otros
los que ahuyentaron los cuervos del cielo.
Tú lo entiendes.
Como un interludio largo y sagrado,
mordiste la manzana
y te cortaste las manos
para dejarlas bajo mis sábanas...
bajo mis sábanas...

Un vampiro sin nombre,
un muñeco sin alma,
un traidor para mí mismo.
En eso fui reconvertido,
tras la expiación del último pecado
la última norma,
que inflingí, por tí.

Me da igual; te amo.
Viajemos al final de esta noche,
hacia el limbo del tiempo,
de la mano podemos hacerlo,
y lo sabes.
Quitemos las sábanas,
tapémonos los dos,
uno con otro...
y unamos, de nuevo,
las manos a tu cuerpo.

1 comentario:

Maikita dijo...

me gusta pensar que he dejado manos debajo de algunas almohadas,,,

Besitos