viernes, 11 de julio de 2008
Pequeño Corazón
Por entre la maleza,
retorcida de mil años de abandono..
se encontraba,
como un tesoro,
ese pequeño corazón.
Lo tomamos,lo cuidamos,
lo hicimos justo y bueno,
creció firme,recto,
siempre anhelante
siempre cálido y risueño,
alejado de envidias y egos
que desviaran su destino.
Magno destino,el de un corazón.
Y cuando llegó el día,
el día de la despedida,
lágrimas cruzaron sus aurículas,
y sangre brotó de los atrios sagrados
de su anatomía.
Fue introducido en el pecho extraño,
se le cerró,con llave,la jaula de hueso,
torturado a bombear,sin descanso,
el alma de un desconocido.
Continuó,altivo,con su real designio
repartiendo sin descanso,
la sangre viva y el alimento.
Años pasaron,
y cansado,
no paró jamás un segundo;
mas el destino le preparó un sino,
que no pudo soportar.
Era amor,escuchaba,amor lo que sentía,
lo que sus arterias revolvía,
lo que ahora empujaba...no era sangre ya.
Y sintió helarse su materia,
y romperse en mil trozos su pared,
el día triste aquel
que escuchó,desde fuera,un "no".
Desde entonces no ha interrumpido
el constante ir y venir...
Pero sin ganas,sin sueños
y extrañado,por inercia
aferrado a los barrotes,
de su pasado,
sigue latiendo.
Sin fuerzas ya...
retorcida de mil años de abandono..
se encontraba,
como un tesoro,
ese pequeño corazón.
Lo tomamos,lo cuidamos,
lo hicimos justo y bueno,
creció firme,recto,
siempre anhelante
siempre cálido y risueño,
alejado de envidias y egos
que desviaran su destino.
Magno destino,el de un corazón.
Y cuando llegó el día,
el día de la despedida,
lágrimas cruzaron sus aurículas,
y sangre brotó de los atrios sagrados
de su anatomía.
Fue introducido en el pecho extraño,
se le cerró,con llave,la jaula de hueso,
torturado a bombear,sin descanso,
el alma de un desconocido.
Continuó,altivo,con su real designio
repartiendo sin descanso,
la sangre viva y el alimento.
Años pasaron,
y cansado,
no paró jamás un segundo;
mas el destino le preparó un sino,
que no pudo soportar.
Era amor,escuchaba,amor lo que sentía,
lo que sus arterias revolvía,
lo que ahora empujaba...no era sangre ya.
Y sintió helarse su materia,
y romperse en mil trozos su pared,
el día triste aquel
que escuchó,desde fuera,un "no".
Desde entonces no ha interrumpido
el constante ir y venir...
Pero sin ganas,sin sueños
y extrañado,por inercia
aferrado a los barrotes,
de su pasado,
sigue latiendo.
Sin fuerzas ya...
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1 comentario:
La extraordinaria belleza de lo trágico.
Eres un maestro, Alb.
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