destrozada,
aun eras bella.
Radiante en tu pulcritud
como un pájaro caido;
Brillabas como una estrella
a punto de ceder la luz
al ocaso.
Te miré, una última vez,
y sentí que el mundo entero
hablaba de muerte.
Atado, gritándole a las sirenas
avanzaba por el orbe.
Hacia la zona desconocida.
Era la hora de marchar,
pero yo no lo sabía.

1 comentario:
Tus poemas me hacen sentir... poeta...
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