jueves, 8 de enero de 2009

"Pavana para una Infanta Difunta " - Ravel.

Maurice Ravel compuso la Pavana como pieza para piano solista en 1899. Ricardo Viñes tocó el estreno en París, el 5 de abril de 1902. Ravel orquestó la obra en 1910.

Durante su época de estudiante Ravel asistió a menudo a veladas que se realizaban en los hogares de los patrocinadores musicales parisinos. Estas reuniones incluían interpretaciones informales de las composiciones nuevas. Uno de los patrocinadores a cuyo salón asistió Ravel fue la princesa Edmond de Polignac, que encargó una modesta obra para piano solista. Ravel sin duda compuso la obra apresuradamente y sin pensar mucho en el futuro de la misma. Era música de salón escrita para el presente, no para la posteridad.

Se sintió sorprendido, molesto, con la posterior popularidad de esta modesta composición. Se convirtió en su primera obra ampliamente conocida. Era interpretada con frecuencia por pianistas aficionados. Si hubiera escrito una rutilante pieza de exhibición para el piano, tan sólo los solistas virtuosos la hubieran tocado y las interpretaciones hubieran sido mejores. Pero la música de salón está dirigida a los aficionados y de este modo la obra fue tocada, por lo general mal, en incontable número de ocasiones. Como su popularidad eclipsó la de sus obras más sustanciales, Ravel llegó a indignarse con la Pavana. Escribió despectivamente sobre ella años más tarde: "Hasta tal punto es una cuestión de historia antigua que es hora de que el compositor se la entregue a los críticos. Ya no veo sus virtudes desde esta distancia, pero, ¡ay de mí!, puedo percibir sus faltas demasiado bien. La influencia de Chabrier es demasiado vivida y la estructura es bastante pobre. Las notables interpretaciones de esta obra cuestionable y convencional han contribuido, creo, en gran medida, a su éxito."

Ravel estaba aludiendo no sólo a las extravagantes interpretaciones descriptivas de la obra producidas por los críticos sino también, sarcásticamente, a las torpes interpretaciones instrumentales qué por lo general se daban de la obra. Una de estas ejecuciones mucho menos que notable fue dada por un niño, que la tocó pesadamente en toda su extensión, en un tiempo desesperadamente lento y sin ningún sentido del lirismo. El compositor le dijo al pianista: "Escucha, hijo, lo que escribí es una Pavana para una Infanta Difunta, no una Difunta Pavana para una Infanta."

El mismo Ravel tocaba la pieza, pues deseaba impedir que fuera tocada exclusivamente por aficionados. Por una razón similar decidió orquestar la Pavana, unos once años después de haberla compuesto. Sin embargo, el éxito de la composición siguió obsesionándole, ya que rápidamente se convirtió en una de las más populares de las obras orquestales, como lo sigue siendo.


La Pavana era fácil de orquestar. Como es una danza cortesana, que a menudo se tocaba en el laúd, Ravel utilizó una gran cantidad de escritura para piano en staccato para sugerir ese instrumento. Esta música fue transferida a cuerdas en pizzicato, que pueden sugerir el sonido del laúd mejor que el piano. Conviene escuchar, por ejemplo, el acompañamiento de cuerdas a la melodía del corno de la apertura.

Al llamar la pieza "pavana", Ravel estaba aludiendo a la forma solemne de danza. El resto del título, sin embargo, no tenía ningún significado en especial. A pesar de las fantasiosas historias que aparecieron intentando vincular una historia dolorosa a la pieza, el compositor no dejó de sostener que se había sentido meramente atraído por los sonidos alterativos del nombre pour une infante defunte.

Afortunadamente, los grandes pianistas la adoptaron y las orquestas de todo el mundo siguen interpretándola. Y los aficionados seguimos llorando su melodía. Ciertamente, no creo que exista un título mejor para una pieza así.



Y la original al piano, en mi versión predilecta:


:-)

1 comentario:

Marisa Peña dijo...

Sublime, precioso, sobre todo la versión original al piano. Gracias por la belleza:)